Fortunato, amigo de Montresor se atrevió a insultarlo fuertemente por lo que este juro vengarse y no solo castigar sino castigar impunemente. Sin embargo Montresor debía actuar tranquila mente sin sospecha alguna por parte de Fortunato quien era un hombre con espíritu de virtuoso especialmente frente al tema de los vinos.
En una tarde de carnaval, ya casi al anochecer Montresor se encontró con Fortunato quien estaba disfrazado de payaso y ya bastante tomado; Montresor le comento que había recibido un barril de vino de amontillado y pues requería de alguien experto que pudiera evaluarlo, Montresor pensando que su amigo estaría muy ocupado para ayudarlo, pensó en llamar a Luchresi otro experto en el tema de vinos, sin embargo Fortunato le dijo que lo ayudaría que no se preocupara y se dirigieron hacia las bodegas en donde se encontraban los barriles de vino, advirtiendo Montresor que las bobedas estaban húmedas y llenas de un liquido parecido al ácido llamado salitre.
Raudamente Fortunato y Montresor se dirigieron a la casa de este ultimo, la cual estaba sola; rápidamente Montresor tomo dos antorchas y entrego una a Fortunato e ingresaron a las bobedas que conducían a las bodegas, Fortunato tenia una gran tos para lo cual Montresor pensó en devolverse pues no quería afectar la salud de su amigo sin embargo ante la terquedad de este de no salir, Montresor destapo una botella de vino de Medoc y se la dio pues ello defendería de la humedad del lugar.
Este lugar era muy extenso y grande y se hallaban todos los restos de la familia Montresor bastante grande de por si los cuales tenían como lema o divisa: "Nadie me ofenderá impunemente" en el largo camino una botella de vino de De Grave también bebieron rápidamente. Finalmente lograron llegar a una profunda cripta donde el oxigeno apenas llegaba y las antorchas poco brillaban, en el extremo de dicha cripta se hallaba una menos espaciosa donde sus muros los conformaban restos humanos, de una de las paredes se hallaban retirados los huesos que la formaban y daba lugar a otra cripta mucho mas pequeña y estrecha, pareciendo un apoyo entre los techos. Fortunato se aventuro para ver hasta donde llegaba dicho lugar pero cuando menos lo espero Montresor lo había encadenado al muro de granito, rodeado de la humedad del salitre y muy aturdido por el hecho. Rápidamente Montresor comenzó a cerrar la entrada de la estrecha cripta con los huesos que se hallaban tirados en el lugar, Fortunato gritaba con pocos alientos y Montresor poco a poco iba formando las filas que encerrarían dicho lugar.
Por un momento Fortunato pensó que era una broma de su amigo así que comenzó a reírse y a decirle que llegarían tarde a casa y que no olvidara que tenían que encontrar el vino de amontillado, perplejo ante ello Montresor respondió con un: si tienes razón, vámonos ya; y llamo a gritos a Fortunato pero este ya no respondía, la humedad del salitre se lo había llevado de esta vida, congojado Montresor por los hechos termino de cerrar la cripta y aun después de casi medio siglo nadie a tocado dichos muros.
De camino a la cripta.
Fortunato encadenado en la cripta
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